Valores Naturales

Paisajes del Iberá

A simple vista el paisaje del Iberá no llama la atención debido a su aparente chatura. Solo subiéndose a un árbol o mirando con detenimiento las imágenes satelitales podremos notar que no todo es igual. Hay que enseñarle al ojo a percibir los tonos amarillos, ocres y verdes para distinguir los límites entre los embalsados, esteros, bañados, pajonales, pastizales, carandayzales, yatayzales, selvas en galería, bosques secos y montes húmedos. De este modo empezaremos a encontrar los principales paisajes:

Paisajes de los Esteros del Iberá. Haga click sobre el mapa para ampliarlo.

Lagunas y embalsados

Son grandes mantos de vegetación flotante que crece sobre un suelo formado por plantas descompuestas y un entrelazado de raíces, que por momentos se abren y dan lugar a espejos de agua. En estos mantos vegetales la diversidad de especies es muy alta y se encuentran desde plantas carnívoras, helechos y totoras, hasta árboles de gran porte. En épocas de largas sequías los embalsados se pegan al suelo, cortando la circulación del agua; cuando las aguas suben se despegan del suelo, se parten y dan lugar a numerosos riachos.

Cañadas y bañados

En las zonas inundadas y de poca profundidad, el suelo permite el crecimiento de piris, juncos, huajos, totoras o espadañas, formando grandes masas de vegetación de uno a dos metros de altura e intransitables, que se denominan cañadas. Si la profundidad es aún menor y el agua solo baña el suelo cada tanto, en vez de estas especies crecen unos pastos verdes y cortos, entremezclados con otras plantas muy suculentas. Los bañados son la mayor tentación para el ganado vacuno, porque posee un pastito húmedo muy palatable.

Lagunas y embalsados

 

Cañadas y bañados

Pastizales y lagunas redondeadas

Se ubican a lo largo de las lomadas arenosas depositadas por el río Paraná en su antiguo deambular por el centro de la Provincia. Este “mar de pastos” solo se interrumpe con la aparición de algún montecito aislado o pequeñas lagunas redondeadas que suelen albergar embalsados. Los pastizales de un metro y medio y de color rojizo se conocen como “paja colorada”, mientras que los que son más bajos y grisáceos son los “espartillares”, que crecen donde la arena se ha amontonado, formando elevaciones que nunca se inundan.

Bosques y sabanas de ñandubay

Son bosques secos que en algunos sitios crecen en forma continua y en otros, donde las copas no se tocan, se extienden a modo de sabanas. La especie que predomina es el ñandubay, algarrobo propio del espinal entrerriano, aunque cerca de la costa del estero se entremezcla con especies más típicas de las selvas en galería y con palmeras caranday (propias de suelos arcillosos que se inundan).

Pastizales

 

Bosques y sabanas de ñandubay

Malezales

A simple vista parecen pastizales de paja colorada, pero quien intente recorrerlos en seguida notará que el suelo es sumamente irregular, como un tablero de computadora. Entre “tecla y tecla” se acumula agua que permite la aparición de gramillas y plantas acuáticas pequeñas. No hay lagunas ni árboles que puedan crecer en estos suelos arcillosos y siempre inundados.

Montes y selvas en galería

El clima del norte correntino favorece la formación de selvas, o bosques húmedos, pero en pocos lugares del Iberá existen suelos bien drenados para que puedan sobrevivir. Es por eso que los bosques y las selvas no crecen aquí de forma continua, sino que forman isletas que salpican el horizonte o galerías que crecen acompañando los arroyos de aguas temporarias, que cortan el albardón del este y sur del Iberá. Las zonas con montes más extensos se ubican en el extremo noroeste del Iberá sobre las lomadas arenosas y las selvas en galería más diversas son las de arroyo Payubre, en el extremo sudeste.

Malezales

 

Isleta de bosque húmedo

Palmares de yatay poñi y caranday

Las yatay poñi forman palmares enanos que asoman entre los espartillares de las lomadas arenosas. Si bien pueden llegar a los tres metros, no suelen superar el metro y medio y, con el paso de cientos de años, tienden a ser invadidos por árboles de la selva hasta reemplazar este paisaje de palmares por el de bosques. Los palmares de caranday en cambio, crecen en suelos pobres y arcillosos, ya que están adaptadas para sobrevivir en el agua, aunque son de vida más corta.

El Río Corriente y sus bancos de arena

Todo el Iberá desagua a través de este río de llanura que se desliza depositando las arenas que ha transportado de aguas arriba. Los cambios en el nivel del agua hacen que la vegetación no crezca demasiado ni predomine una comunidad específica. Es por eso que el río Corriente por momentos parece una laguna, un bañado o un pajonal intercalado de bancos de arena que le dan ese aspecto versátil.

Palmares de yatay poñi

 

El Río Corriente y sus bancos de arena

Paisajes agroforestales

El avance de la frontera agrícola ha sumado en las últimas décadas un nuevo paisaje, que es el de las forestaciones de pino y en menor medida de eucaliptus. Como todo paisaje diseñado industrialmente por el hombre, es muy ordenado, prolijo, simple y monótono. Las especies plantadas son exóticas y la vida silvestre no suele adaptarse bien a las nuevas condiciones, generando desiertos verdes. Este paisaje está aumentando rápidamente sobre las lomadas arenosas del oeste, los cordones arenosos que ingresan desde el norte y sobre el albardón del noreste, como un cinturón perimetral.

Palmares de caranday

 

Lagunas redondeadas